domingo, 7 de marzo de 2010

RAOUL WALLEMBERG (*)


Ahora el
Danubio se despereza en
Budapest.

Sin embargo,
en otro tiempo,
alguien declinó la
vigilia en
caso afirmativo
y en estado de
alerta
vio disolverse
estelas
de barcos y
patrullas.

De frente y de perfil en la
filantropía
cortó camino a
Dios por la
espesura de un mar de
condenados.
Y con salvoconductos a
mano y
corazón
ofició de
Hombre Nuevo,
dilatado el
efecto de sus
plenos poderes en
rieles paralelos del
nervio y la
conciencia.


Su alma en
cuerpo presente
pesó como una influencia
y nunca fue
invisible;

ni pasó con
tránsito inocente entre los
genocidas;



ni se extravió en la
niebla del
vapor pegajoso de las
locomotoras al
campo de
exterminio.

Su alma en
cuerpo presente
más allá de las épocas
y sus utilerías de ética
descendente
pone en hora
el espíritu del
mundo y la
piedad
ensaya sus
alarmas por más
iniquidades.

(En Rusia, sobre un antiguo Gulag cae la nieve)

(*) Poema de Carlos María Romero Sosa publicado en OTROSÍ dIGO (ALLONI/PROA Editores, Buenos Aires, 2010

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