sábado, 11 de febrero de 2012

GUERRA DE LAS MALVINAS



2 de abril de 1982-14 de junio de 1982:
Me pregunto qué filo de sable corta el tiempo con más
prolijidad que la memoria.

Qué asalto del olvido rinde sus
arrebatos
               incondicionalmente.

Qué fuego crepitante
                 a no ser del afán
                                        –impulso puesto en Gracia-
moldea hilos de cobre para anudar la
vida a su empresa suprema.

Qué son
              –no sólo fueron-
aquellos setenta y tres días
deshojados en un ritual de
otoño y
calendarios,
            al paso de tres décadas en
bastardilla sus prometidos
dones
demorados en un
cancelar turnos de
grandeza.

Qué son,
             para nosotros,
tantas jornadas de heroísmo y
miseria en las
Malvinas.

La nieve que enceguece no
haga cerrar los ojos ante tantos perjuros de
“juremos con gloria” y de
“eternos laureles”,
idóneos en capuchas y
estaqueadas.


La nieve que enceguece conserve en sus
cristales el hambre de
soldados y la
gula de los
jefes corruptos.


(Que su alud envolvente no saque nuevo lustre
a las botas del general
rendido en
ignominia.)



La nieve que enceguece se
amontone en el techo rojo del
oportunismo, de la cruel
imprudencia y lo
derrumbe.
                 Caiga lentificada en
                 miel de flores
                muertas sobre los
               mutilados.


(Copo a copo los
niños de las
Islas jugarán con
muñecos en blancor de
inocencia junto a los
cementerios.)


****** .

La cuenta de amargura de tantos veteranos
a prorratear por
                        todos

es deuda pagadera con
limar
desmemorias y
rodear con la cinta de
duelo los
ojales ganándole al
vacío como
abiertas trincheras en
campo del honor del
compromiso y el
reconocimiento.


Por CARLOS MARÍA ROMERO SOSA Argentino.

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