TUMBA DE MONSEÑOR OSCAR ARNULFO ROMERO
EN LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR
Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como
pastor de un pueblo oprimido y humillado. El Evangelio me impulsa a hacerlo y
en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel y a la muerte.
Homilía
de Monseñor Romero
Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios(…).
En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos
suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les
ordeno, en nombre de Dios: ¡Cese la represión!
Homilía
de Monseñor Romero en la misa del 23 de marzo de 1980
No olvidemos que se trata de un proceso sobre martirio.
Monseñor Vicenzo Paglia, obispo de Terni- Narni-Amelia, postulador de la causa
de beatificación de Monseñor Romero en proceso en el Vaticano
A los vendedores de
allá
afuera
Cristo no los arrojaría del
Templo.
Otros siguen
siendo los
mercaderes.
Dicta la
propaganda:
ningún coreuta ahora
ha de llevar la
voz que clama en el
desierto. Hay silencio en la
tumba de
Monseñor Romero.
Pero la media luz
solemne y
sepulcral entra por los
oídos que
decodifican
maldiciones de
sicarios,
respuestas evadidas por
testigos perjuros,
el agudo
ultrasónico del
rasgar de otras ropas de
Sumos Sacerdotes,
el ahogar las
conciencias en la
arena movediza del
cálculo político de
muchas
jerarquías
y la oración rezada con
labios
apretados porque no se
dispare a
tanta
idolatría.
*****
De frente a quien lo
invoca el
Bienaventurado:
Dios iza en él su insignia.
De frente a quien lo
invoca,
a prueba de codicias y el mal de las
alturas
la palia arzobispal que no atajó la
bala.
Su prédica un
pan de oro de
harinas eucarísticas:
Los pobres son los que nos dicen qué es el mundo
y cual es el servicio que la Iglesia le debe prestar.
Cubierto con su
mitra, tal vez alegoría de
otro monte
Tabor
donde transfigurarse en
Hombre Nuevo.
De pronto el
flash de algún turista
-no una espada flamígera-,
impone condiciones del
año 2007 a la
Utopía.
Mientras
tanto
allá
afuera
la historia se reencuentra consigo
en un
cruce
de
Gólgotas,
Madero
por
Madero.
Carlos María Romero Sosa, San Salvador, noviembre de 2007