domingo, 19 de junio de 2016

RODOLFO MODERN, POR LA PASION A LA RAZÓN LITERARIA

                                                               Al  mundo de las letras no le será fácil  hallar una personalidad signada por tanta vocación literaria como la que tuvo  Rodolfo Enrique Modern; y menos todavía que sea alguien con suficiente capacidad para revalidarla en cada uno de sus escritos. En ellos, el bien adquirido oficio lejos de anularla, disimularla o sustituirla por la mera profesionalidad, puso en acto vocación e inspiración, su natural sucedánea. Y fueron esos llamados del espíritu y no al revés los que determinaron la impar laboriosidad y concentración  de la que resultó una obra vasta, sentida en cada página y rica en cuanto a la forma, ya que Modern  cultivó con igual fortuna la poesía, el cuento, el teatro, el ensayo, la crítica, la biografía y la traducción de creadores de lengua alemana como Georg Trakl, Rainer María Rilke o Hermann Hesse.
                                                                                 Basta leer sus antecedentes académicos que le granjearon premios y condecoraciones y sobre  los que poco o nada gustaba hablar, para advertir que desde la primera juventud se había preparado para el ejercicio de las letras; de allí que no dudó en seguir las carreras universitarias más afines con los que serían sus pasiones y sus quehaceres de vida. Estudió hasta graduarse derecho y filosofía y letras en la Universidad porteña y si el ejercicio de la abogacía jamás lo atrajo ni lo practicó y sólo se asomó doctrinariamente a la rama del Derecho Internacional Público sobre la que versó su tesis en 1953, solía atribuir -si en caso- a su trato con códigos y con jurisprudencias la precisión del lenguaje y las deducciones llenas de buena lógica que  comentaristas y exegetas elogiaron en sus libros  de crítica tales como “El expresionismo literario” (1958), “La literatura alemana del siglo XX” (1969) o “Estudios de literatura alemana” (1974).
                                                                En cambio, el profesorado y finalmente el doctorado en Filosofía y Letras (1964) le abrieron el camino de la docencia secundaria y normal primero y después la superior en la cátedra de Literatura Alemana que ejerció con verdadera pasión de maestro en las Universidades Buenos Aires y La Plata.  

LITERATURA Y VIDA                                                               

                                                               Rodolfo Modern falleció en 22 de marzo pasado próximo a cumplir 94 años: había nacido en Buenos Aires un 22 de julio de 1922.  Para   entonces Leopoldo Lugones publicaba “Las horas doradas”, Manuel Gálvez la novela: “La tragedia de un hombre fuerte”, la imprenta Coni presentaba el último tomo de “La Literatura Argentina” de Ricardo Rojas y un prosista de veta humorística y rasgos costumbristas daba a conocer “Tres relatos porteños”. Era Arturo Cancela al que iba a estudiar décadas más tarde Modern, pese a hallarse, en tanto ser un convencido y consecuente liberal y demócrata en materia política él, en las antípodas ideológicas del  nacionalismo de derecha de su biografiado del que no obstante y seducido por el ingenio y la chispa sarcástica que caracteriza su obra, reunió  una antología de ella que vio la luz en 1962 con el sello de Ediciones Culturales Argentinas del Ministerio de Educación y Justicia.

                                                                     Como el mismo Rodolfo solía reconocerlo entre añoranzas por un pasado más estable al que contraponía las turbulencias  actuales de todo orden, sin duda 1922, el año de la ascensión de Alvear a la presidencia de 

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