Una vez más: setenta veces siete,
al Niño, en bendición, tenle la mano.
Lo nuestro, vida y muerte en ramillete,
se marchita sin soplo sobrehumano.
Y que el Divino Gesto sea un ariete
para batir murallas de desgano
y desorientación; tomado el vano
camino hacia el atajo por el brete.
Virgen del Huerto, para florecernos,
en el desquite misericordioso
de los obstáculos y los inviernos.
Tenle la mano al Niño, en doble brillo
de estrella y luna en cielo prodigioso.
Otros pondrán los clavos. Y el martillo.
CARLOS MARÍA ROMERO SOSA
(*) Se publicó en el suplemento de Cultura de La Prensa, el domingo 18 de julio de 2010।
al Niño, en bendición, tenle la mano.
Lo nuestro, vida y muerte en ramillete,
se marchita sin soplo sobrehumano.
Y que el Divino Gesto sea un ariete
para batir murallas de desgano
y desorientación; tomado el vano
camino hacia el atajo por el brete.
Virgen del Huerto, para florecernos,
en el desquite misericordioso
de los obstáculos y los inviernos.
Tenle la mano al Niño, en doble brillo
de estrella y luna en cielo prodigioso.
Otros pondrán los clavos. Y el martillo.
CARLOS MARÍA ROMERO SOSA
(*) Se publicó en el suplemento de Cultura de La Prensa, el domingo 18 de julio de 2010।
No hay comentarios:
Publicar un comentario