domingo, 10 de julio de 2011

ANTISEMITISMO: DELIRIO CONSPIRATIVO

Señor Director:

Alguien del mundo de la política expresó palabras hirientes para la comunidad judía con motivo del caso Shoklender, en presunta violación de la ley antidiscriminatoria según entendió el fiscal Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires, doctor Martín Lapadú. Pero si el antisemitismo es perverso en sí, además de estúpido, resulta por demás incoherente que haya sido en la Argentina , nada menos, uno de los latiguillos del delirio conspirativo de cierto nacionalismo de derecha –aunque hay que reconocer que ni Leopoldo Lugones en su etapa reaccionaria, ni Carlos Ibarguren, ni Manuel Gálvez fueron antisemitas o xenófobos- y ahora también supuestamente de izquierda. Y apelo a un motivo histórico entre muchos otros de orden ético, religioso e incluso de buen gusto: el mismísimo Padre de la Patria fue socorrido en su exilio francés por un noble español de sangre judía: su antiguo compañero de armas, Alejandro María de Aguado y Remírez de Estenoz, Marqués de las Marismas del Guadalquivir (1785-1842). Una estatua de este ilustre protector del general San Martín, obra del escultor Vicente Roselli, se halla instalada desde 1951 en la porteña plaza Grand Bourg, frente a la sede del Instituto Nacional Sanmartiniano. Al pasar frente a ella suelo recordar el soneto de Enrique Larreta “!Señor, señor de Aguado!, incluido en el libro “La calle de la vida y de la muerte” (1942).-

Carlos María Romero Sosa: publicado en "La Prensa": Correo de Lectores del 8 de julio de 2011 

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