Como es de público conocimiento, este comienzo de año murieron en fechas
próximas el escritor Ricardo Piglia y el folclorista Horacio Guarany. El
primero, el 6 de enero, y el segundo, el 13 del mismo mes. Inevitablemente
surgen dudas sobre la consideración oficial debida a una y otra figura. Como
que cabe preguntarse entonces, porqué Ricardo Piglia, autor y profesor universitario
de prestigio internacional, no fue designado en su hora miembro de número de la Academia Argentina
de Letras, lo cual permite suponer y hasta confirmar que si bien –y será de descontarlo- han de ser merecedores a la
inmortalidad académica todos los que hoy conforman la corporación, no ocupan -ni
ocuparon- allí sitiales, personalidades
que en rigor correspondería que los tuvieran.
En cuanto a Horacio Guarany, que además de su impar trayectoria
artística fue un comprometido defensor de causas nobles en actitud militante que
le significó recibir amenazas, sufrir atentados y finalmente tener que optar
por el exilio, más de un seguidor del
folclorista debe haber querido saber, no sin cierta frustración, cuál fue la razón por la que luego de conocerse la noticia de su fallecimiento, no se
declaró duelo nacional como sí se hizo en
tiempos pasados, con toda justicia, ante
la desaparición de otros cantantes populares.
Es
penoso que nuestra comunidad y sus autoridades olviden aquella expresión que acuñó José Martí:
“Honrar honra”.
(Carlos
María Romero Sosa, se publicó en Calchaquimix, el 27 de enero de 2017 y se dio
a conocer en texto algo más breve en La Prensa , también el 27 de enero del año en curso.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario